por Sebastián Paris
El pueblo hondureño se encuentra en estas horas atravesando una crisis en todos sus órganos vitales de (des)gobierno. En el marco de la celebración de elecciones presidenciales y de un virtual empate entre las dos fuerzas políticas en disputa, el Partido Nacional (PN), del actual mandatario Juan Orlando Hernández, y la opositora Alianza de Oposición contra la Dictadura (AOD), representado por Salvador Nasralla, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se pronunció a favor del actual presidente en una enmarañada y total improcedencia del mecanismo de escrutinio definitivo. El especialista en historia Latinoamericana, Alejandro Schneider afirmó que «debido a la falta de transparencia en el conteo de los votos, numerosos sectores de la población comenzaron a movilizarse exigiendo (…) transparencia. Ante ello, el gobierno dispuso el toque de queda (que) no fue acatado por gran parte de la sociedad civil (quien) continuó manifestándose toda la semana en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Tela, entre otras ciudades» (www.todoamerica.info , 4.12).
Ocurre que el conteo general consagraba la victoria para Salvador Nasralla por más de 5 puntos. Sin embargo, en el transcurso de este escrutinio, la energía eléctrica del país se vio suspendida por más de 6 horas y es allí que, luego de acontecido este corte general, los resultados otorgaban (ahora) la victoria al actual (y desprestigiado) mandatario Hernández. En el día de hoy el TSE declaró que «el presidente Juan Orlando Hernández obtuvo el 42,98% de los sufragios y Salvador Nasralla el 41,39%, una diferencia de 52.347 votos» (BBC, 4.12). Cabe recordar que la AOD es un frente político comandado por el derrocado presidente Manuel Zelaya en el año 2009 mediante un golpe de Estado avalado por el imperialismo norteamericano. Es decir, Zelaya también está jugando electoralmente su «revancha» en los límites de la democracia burguesa. No obstante, no fue consecuente en el año 2009, cuando debió convocar al pueblo para aplastar el golpe.
Toque de queda y represión
Durante los últimos 8 días, se desataron innumerables protestas en manos del pueblo hondureño, con acciones como bloqueos de carreteras, en puestos de peaje y puentes en todo el territorio, lo que ha provocado una ferviente represión, lo que produjo, hasta el momento, siete muertos, 20 heridos y más de 500 detenidos por protestar. En este marco, las garantías constituciones se encuentran suspendidas en el país y tienen en jaque a la clase trabajadora y los estudiantes que está luchando con gran valentía para que se «transparenten» las fraudulentas elecciones. «Tenemos un estado de terror, más allá de un estado de sitio, con la suspensión de las garantías constitucionales, que se ha hecho y que durará durante diez días, se crea un ambiente de terror», aseguró Wilfredo Méndez de la Mesa Nacional de Honduras por los Derechos Humanos (Resumen Latinoamericano, 3.12). Asimismo, durante el sábado, se llevó a cabo un masivo «Cacerolazo» en todo el país, con carteles que rezaban «Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden: maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo» y también «ni vagos, ni delincuentes, somos un pueblo consciente, fuera JOH» en referencia al actual presidente. Además, se registraron varias movilizaciones, incluso dentro de los horarios en los que rige la prohibición de circular por las calles.
En este sentido, las empresas multinacionales no escapan al proceso político que se vive y apuestan todas sus fichas a que gane Hernández. Pues bajo su mandato, han incrementado la explotación del territorio generando extraordinarios beneficios que le valieron al pueblo hondureño ecocidios, donde se han exterminado pueblos enteros, provocando el asesinato de cientos de defensores de derechos humanos y del medio ambiente, entre ellos a Berta Cáceres en marzo de 2016» y sindicalistas como Brenda Marleni Estrada Tambito (todo.americainfo, ídem). El cuadro represivo y de persecución en Guatemala no es una novedad: «entre 2004 y 2013 fueron asesinados 70 sindicalistas, de acuerdo a un informe de la Red de Defensores de Derechos Laborales de Guatemala, presentado en abril de 2016 (Prensa Obrera, 7.7.16).
Desde la izquierda revolucionaria argentina nos pronunciamos en contra del fraude electoral, la represión y la suspensión de las libertades democráticas. Exigimos la realización de nuevas elecciones bajo control de los trabajadores.