por Paula Daniela Fernández Hellmund*
A 58 días de iniciada una de las crisis sociopolíticas más violentas desde la década de 1980, Daniel Ortega busca aferrarse al poder buscando una salida negociada con la Organización de Estados Americanos (OEA) y los Estados Unidos (EEUU) [1]. La represión estatal y paraestatal no cesa, causando más de 140 muertos, decenas de heridos, detenidos y desaparecidos.
Frente a la respuesta represiva por parte del gobierno, -que hasta el momento no ha producido ningún documento público sobre los responsables de los asesinatos-, estudiantes, campesinos/as, trabajadores/as y ciudadanía en general han continuado resistiendo en las calles pidiendo el fin de la represión, la renuncia del Ortega, justicia por las víctimas y la democratización del país.
Antecedentes del conflicto
El pasado 18 de abril de 2018 el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció una reforma a la seguridad social que dio inicio a una ola de manifestaciones en varios puntos del país. En respuesta, el gobierno comenzó a reprimir causando al día de la fecha más de 140 muertos (las cifras aumentan diariamente), cientos de heridos, detenidos y desaparecidos[2].
Si bien el domingo 22 de abril, el gobierno derogó las reformas a la seguridad social, la ola de manifestaciones y la conflictividad social aumentó debido a la respuesta represiva del gobierno.
Asimismo, en el transcurso de estos dos meses la Iglesia Católica convocó a una mesa de diálogo en la que participaron varios sectores, pero que a finales de mayo fue suspendida debido a que no se puso fin a la represión[3]. Sin embargo, las conversaciones entre el gobierno y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) han continuado, y el día 13 de junio lanzaron un comunicado informando que se realizaría una Mesa Plenaria de Diálogo Nacional para el 15 de junio con el fin de dar a conocer a la comunidad nacional e internacional la propuesta del CEN y la respuesta de Ortega.
Por otra parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) realizó una visita entre el 17 y 21 de mayo determinando para esa fecha la existencia de “decenas de muertos y centenares de personas heridas; detenciones ilegales y arbitrarias; prácticas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes; censura y ataques contra la prensa; y otras formas de amedrentamiento como amenazas, hostigamientos y persecución dirigidas a disolver las protestas y a inhibir la participación ciudadana”[4].
Igualmente, ese mismo mes, el Ejército emitió un comunicado planteando que “no se involucrará en actos de represión a los ciudadanos que protestan contra el Gobierno de Daniel Ortega, (…), y abogó por un diálogo que ayude a resolver la crisis del país, según declaraciones de su portavoz, el coronel Manuel Guevara”[5]. Por último, vale mencionar que en el día de ayer, 14 de junio, se realizó un paro nacional que tuvo gran adhesión[6].
Si bien esta crisis parecería haberse iniciado en abril del presente año, consideramos que los sucesos no resultan ser un estallido sorpresivo, sino que por el contrario estaría vinculado a un escenario de fuerte conflictividad social que se vive en el país desde hace varios años, constituyendo dos antecedentes de la crisis sociopolítica actual las movilizaciones por la derogación de la Ley Nº 840, la cual establece el marco legal para la construcción del canal interoceánico y las obras relacionadas, y el incendio de la Reserva de Indio Maíz.
Con respecto al canal, apreciamos un aumento de las tensiones en Nicaragua a partir del impulso del proyecto canalero y la sanción de la Ley Nº 840. Si bien en la actualidad el proyecto canalero está detenido, la Ley N° 840, denominada “Ley especial para el desarrollo de infraestructura y transporte nicaragüense atingente al canal, zonas de libre comercio e infraestructuras asociadas” sigue estando vigente, motivo por el cual diversas organizaciones campesinas se han manifestado tanto por las consecuencias que la ley está teniendo sobre las poblaciones locales, como frente a los impactos futuros que puede tener. En otras palabras, se construya o no el canal, la ley posibilitaría una serie de acciones que además de causar impactos sobre los ecosistemas, tendría repercusiones sobre la población local: desde expropiación de tierras a campesinos e indígenas, hasta la usurpación, desvío y/o contaminación de las aguas, bosques y otros recursos[7].
Además, un informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIHD) y del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) señala que desde 2014 “el gobierno de Nicaragua ha militarizado las zonas, donde la población se ha movilizado en contra del proyecto, mediante oficiales de policía y soldados del ejército”[8]. Esto fue acompañado de represión, detenciones, allanamientos, persecución de líderes, entre otras formas de violencia[9].
En relación al incendio de la reserva Indio Maíz, expertos “coinciden que el incendio fue provocado por personas que invadieron la reserva y realizan quemas sin ningún tipo de control”[10]. Este tema es relevante porque se observa una expansión de la frontera agrícola ganadera hacia la Costa Atlántica de Nicaragua, lo cual implica la invasión de tierras indígenas por parte de productores para que paste el ganado, sin ningún tipo de control de parte del estado. Esto incluye desde el incendio de tierras hasta el asesinato de indígenas[11].
En otras palabras, el conflicto social en Nicaragua no se inició hace dos meses, sino que hay varios sucesos que muestran un país fuertemente convulsionado y respuestas represivas por parte del gobierno de Daniel Ortega.
La metamorfosis de Daniel Ortega y el Frente Sandinista
Otros elementos importantes a considerar al momento de analizar la situación en Nicaragua son los cambios ocurridos al interior del propio Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), transformaciones que se observan desde la derrota electoral del FSLN en 1990 la cual implicó el fin de la Revolución Sandinista (1979-1990) y el retroceso de las conquistas (políticas, económicas y sociales) alcanzadas durante ese proceso.
Sin embargo, en noviembre de 2006 el Frente Sandinista ganó las elecciones y Daniel Ortega volvía a asumir la presidencia, generando entusiasmo en sectores de izquierda y progresistas de América Latina. No obstante, el partido sandinista y su gestión no parecían ser los mismos que los de los años de 1980 y estaba plagado de dudas, cuestionamientos y críticas. Por un lado, tras la derrota de 1990 se realizó una purga interna, y muchos militantes y dirigentes sandinistas abandonaron la organización, algunos de ellos desilusionados con la repartición ilegítima de bienes del estado a través de las leyes de la “piñata”. Si bien los sandinistas entregaron el poder de una forma pacífica, algunos altos líderes del Frente se apropiaron de bienes del Estado, dinero y/o se hicieron empresarios millonarios dando origen a una especie de burguesía “sandinista”. A ello, se sumaron las acusaciones hacia Daniel Ortega por el abuso sexual de su hija adoptiva Zoilamérica Narváez y los pactos y acuerdos entre el por entonces presidente de Nicaragua Arnoldo Alemán y Ortega (1997-2002) a fin de repartirse cuotas de poder y realizar una nueva reforma parcial de la Constitución[12].
Igualmente, frente a las aspiraciones de re-reelección por parte de Daniel Ortega -elecciones que finalmente ganó en 2011-, “se produjeron nuevas tensiones sufriendo el gobierno, y en particular Ortega, imputaciones por quebrantar la institucionalidad, adoptar una conducta autoritaria y violar la Constitución y las leyes”[13]. Estas acusaciones se correspondían con que hasta ese momento la constitución de Nicaragua no permitía la re-reelección de Ortega ya que había sido presidente dos veces (en los años de 1980 y era el presidente en curso al momento de la discusión).
No obstante, en 2013, con la mayoría en la Asamblea Nacional, el gobierno consiguió modificar la constitución y establecer la posibilidad de reelección indefinida, lo cual posibilitó que la fórmula Daniel Ortega – Rosario Murillo se presentara a las elecciones de 2016, la cuales estuvieron plagadas de irregularidades y un alto grado de abstencionismo.[14]
En síntesis, observamos que el FSLN pasó a tener una conducción bien centralizada en Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, y a ser una “organización completamente institucionalizada donde las actividades destinadas a asegurar su supervivencia e incrementar las cuotas de poder se impusieron a cualquier lógica”[15]. Si bien en términos discursivos mantiene una retórica de izquierda, en la práctica en el Frente Sandinista reina el pragmatismo y más bien se ha ido derechizando.
En términos de política económica, la misma se basó en una alianza con los grandes capitales y el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP)[16] y un seguimiento de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, que en 2017 elogiaba el desempeño de la economía, y sugería la reforma de la seguridad social[17].
Si bien los indicadores económicos habrían mejorado, mostrando tasas de crecimiento sostenido a lo largo de su gestión, y un aumento de la inversión extranjera directa, de las exportaciones y del PBI, los indicadores sociales continuaban mostrando altos índices de pobreza y el salario mínimo del trabajador agrícola apenas si alcanzaba para cubrir la canasta básica[18].
Asimismo, Nicaragua se incorporó al ALBA en 2007 lo cual significó el ingreso de importantes recursos económicos -lo que se refleja en la mejora económica del país- y que Venezuela se convirtiera en uno de los principales destinos de las exportaciones nicaragüenses[19]. Estos acuerdos y negocios, de los cuales participaron y beneficiaron a los empresarios de la COSEP, también están plagados de cuestionamientos ya que miembros del FSLN y la familia Ortega-Murillo han recibido acusaciones de maniobras espurias y el uso de recursos de la cooperación venezolana para fines privados.
Resumiendo, observamos una mutación del Frente Sandinista luego de la derrota de 1990, y la conformación de una nueva burguesía “sandinista”, integrada por viejos cuadros del FSLN quienes en el poder pudieron diversificar y ampliar su poderío económico. Además de no tocar los intereses de la burguesía – de la cual ellos también forman parte-, durante el gobierno de Ortega no se ha impulsado una política económica que realmente beneficie a los sectores populares, y se han promulgado una serie de leyes que atentan contra trabajadores/as, campesinos/as, indígenas, mujeres y ciudadanía en general, adoptando posiciones fuertemente represivas frente a expresiones disidentes con el objetivo de asegurar el poder, y reestablecer y garantizar el orden social y el funcionamiento de la economía.
¿Hasta dónde es viable hablar de golpe blando?
Si consideramos lo anteriormente planteado, los acontecimientos de los últimos meses se han ido gestado en un escenario de fuerte conflictividad social siendo la gota que rebalsó el vaso no solo la reforma a la seguridad social sino la represión y los asesinatos perpetrados por grupos policiales y parapoliciales, y a la intransigencia de Ortega de querer aferrarse al poder como sea. Ante esto se fueron sumando cada vez más personas a la lucha -la cual por momentos parece recordar a la lucha contra la dictadura de Somoza-.
En esta coyuntura, también es posible apreciar el oportunismo de los partidos políticos de oposición, y de la burguesía, en especial aquella aglutinada en la COSEP, que frente al aumento de las tensiones y contradicciones se distancia del gobierno y pide la salida anticipada de Ortega, accionar que no sorprende de un sector que hizo lo mismo durante el somocismo[20].
En relación con los Estados Unidos y la hipótesis de golpe blando, si bien hay un aprovechamiento de la situación para buscar la salida Daniel Ortega, este posicionamiento es más bien reciente y en relación al baño de sangre perpetrado por el gobierno[21]. Por el contrario, los EEUU hasta hace muy poco tiempo no expresó grandes preocupaciones con la gestión de Ortega, la cual nunca planteó una política de izquierda ni un programa económico anti capitalista o que expresara grandes contradicciones con los intereses del imperialismo estadounidense.
Además, debemos agregar las negociaciones en el marco de la OEA[22]. Así, en mayo de 2018, el secretario general de esta organización, Luciano Almagro, daba muestras de buscar una salida consensuada y habría dicho al periodista que Danilo Arbilla que “Nicaragua no es lo mismo que Venezuela ni que Cuba (…) y que en Nicaragua existe un clima de negociación, con participación de la OEA y con avances concretos para que las próximas elecciones presidenciales cuenten con todas las garantías. (…) La salida democrática no pasa porque “se vaya Ortega”.[23]
Asimismo, en la 48º Asamblea General de la OEA, realizada en Washington los días 4 y 5 de junio, se aprobó una declaración que “condena y exige el cese inmediato de los actos de violencia”, solidarizándose con el pueblo nicaragüense, y hace un “llamamiento al Gobierno de Nicaragua y otros actores sociales para que demuestren compromiso y participen constructivamente en negociaciones pacíficas”[24]. Podemos observar que la OEA tiene una posición más bien de diálogo para con el gobierno de Ortega, diferente de la postura que tiene hacia Venezuela.
De esta manera, si bien está claro que hay sectores políticos y empresarios que buscan hacerse del poder, con colaboración de EEUU[25], pensar que se trata de un golpe blando impulsado por EEUU simplifica el abordaje del tema, no incorpora otros elementos al análisis -como el escenario de conflictividad social que se vive en Nicaragua hace varios años-, y niega la capacidad de agencia de vastos sectores de la sociedad y sus legítimos reclamos.
Balance y perspectivas
Para finalizar, podemos decir que la crisis sociopolítica de Nicaragua es de larga data y eclosiona en abril de 2018 más que con la reforma a la seguridad social con la represión desatada por el gobierno y el reclamo legítimo de un amplio sector de la ciudadanía que está pidiendo el fin de la represión, la renuncia de Ortega, justicia por las víctimas y la democratización del país.
No obstante, no dejan de surgir numerosos interrogantes sobre cuáles son las perspectivas que se abrirán en el país frente a la inexistencia de una alternativa política organizada que represente los intereses de los sectores populares y frente al oportunismo de políticos y empresarios que buscan hacerse del poder del estado.
Si bien el cese de la represión, la renuncia de Ortega y el restablecimiento de la democracia será una conquista importante para los y las nicaragüenses, la pregunta que surge es ¿renunciará Ortega? ¿llamará a elecciones anticipadas? ¿quiénes dirigirán al país en los próximos años? ¿Habrá cambios al interior del Frente Sandinista? ¿Surgirá alguna organización de izquierda que pueda canalizar las demandas y luchas populares? Por el momento, solo resta seguir atentos/as a la evolución de los hechos los cuales tal vez nos brinden algunos indicios de lo que podrá ocurrir en Nicaragua.
* Paula D. Fernández Hellmund es docente de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) e investigadora del Colectivo de Estudios e Investigaciones Sociales (CEISO). Además, coordina el Observatorio Social de América Central y el Caribe (OSACC), y participa del Grupo Interdisciplinar de Estudos e Pesquisas sobre Capitais Transnacionais, Estado, Classes dominantes e conflitividade na América Latina e Caribe (GIEPTALC).
[1] Confidencial, “Ortega ofreció a Estados Unidos Adelanto de elecciones”, en: Confidencial, 12 de junio de 2018. Disponible en: https://confidencial.com.ni/ortega-ofrecio-a-estados-unidos-adelanto-de-elecciones/
[2] El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) habría confirmado que el número muertos asciende a 146. Cfr. Miranda, W. y Salazar, M. “CENIDH reporta 146 muertos por represión, pero cifra sigue creciendo, en: Confidencial, en: 12 de junio de 2018. Disponible en: https://confidencial.com.ni/cenidh-reporta-146-muertos-por-represion-pero-cifra-sigue-creciendo/
[3] Chamorro Mendieta, E. “Obispos de Nicaragua cancelan el dialogo hasta que gobierno de Nicaragua deje de reprimir”, en: La Prensa, 31 de mayo de 2018. Disponible en> https://www.laprensa.com.ni/2018/05/31/politica/2428015-obispos-de-nicaragua-cancelan-el-dialogo-nacional-hasta-que-gobierno-deje-de-reprimir
[4] CIDH, “Observaciones preliminares de la vista de trabajo del CIDH a Nicaragua”, Managua, 21 de mayo de 2018. Disponible en: https://www.cenidh.org/noticias/1059/
[5] Cerda, A. “Ejército de Nicaragua ‘no reprimirá la protesta pacífica’” en: Confidencial, 13 de mayo de 2018. Disponible en:https://confidencial.com.ni/el-ejercito-no-reprimira-la-protesta-pacifica/
[6] Moncada R. et al., “Paro Nacional total fue un claro mensaje a Daniel Ortega”, en: La Prensa, 14 de junio de 2018. Disponible en: https://www.laprensa.com.ni/2018/06/15/politica/2435731-paro-nacional-total-fue-un-claro-mensaje-a-daniel-ortega
[7] Fernández Hellmund, P. y ROMERO WIMER, F. «Capital extranjero en Nicaragua durante el neosandinismo: los casos de Rusia y China (2007-2016)», en: BECHER, P. et. al. (Comp.), 1ª Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Sociales Latinoamericanos, Bahía Blanca, Foz do Iguaçu, CEISO/GIEPTALC, 2018.
[8] FIHD Y CENIDH, Concesión del canal interoceánico en Nicaragua: grave impacto en los derechos humanos, N°680e, Managua, FIHD, CENIDH, 2016, P. 42. Disponible en: http://www.cenidh.org/media/documents/docfile/informe_nicaragua_canal_esp1.pdf
[9] Idem, p.44
[10] Garay, J. “Lo que se sabe del incendio que devora la Reserva biológica Indio Maíz”, en: La Prensa, 10 de abril de 2018. Disponible en: https://www.laprensa.com.ni/2018/04/10/nacionales/2401924-todo-sobre-el-incendio-en-la-reserva-indio-maiz
[11] Robles, F. “Una disputa por tierras indígenas provoca una ola de homicidios en Nicaragua”, en: The New York Times, 17 de octubre de 2016. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2016/10/17/una-disputa-por-tierras-indigenas-provoca-una-ola-de-homicidios-en-nicaragua/
[12] Fernández Hellmund y Romero Wimer, op. cit, pp. 188-189
[13] Fernández Hellmund, P., “Breve introducción a la historia de Nicaragua”, en: Fernández Hellmund, P. (Comp.), Nicaragua. Problemas, estudios y debates de la historia reciente, 1979-2011, Bahía Blanca, Ediciones del CEISO y CEALC, 2012, p.54
[14] Informe Final “elecciones nacionales” de año 2016, en Nicaragua, en CENIDH, 11 de noviembre de 2016. Disponible en: https://www.cenidh.org/noticias/959/; Álvarez, L. “El golpe de la abstención”, en: La Prensa, 27 de diciembre de 2016. Disponible en: https://www.laprensa.com.ni/2016/12/27/politica/2156147-golpe-la-abstencion-nicaragua
[15]Marti i Puig, S., “El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), 1980-2006. Análisis de una mutación”, en: Marti i Puig, S. y Close, D. (Eds..), Nicaragua y el FSLN [1979-2009] Qué queda de la revolución? Barcelona, Edicions Bellaterra, 2009, p.51.
[16] Enríquez, O., “Del orteguismo a la nueva oligarquía” en: Confidencial, 12 de marzo de 2013. Disponible en: https://confidencial.com.ni/archivos/articulo/10721/del-orteguismo-a-la-nueva-oligarquia
[17] Cfr. Sitio oficial del FMI. Disponible en: (http://www.imf.org/es/News/Articles/2018/02/06/ms020618-nicaragua-staff-concluding-statement-of-an-imf-staff-visit)
[18] Avendaño Arce, M., “Nicaragua antes y después de Daniel Ortega: mejora económica con preocupación política” en: El financiero, 21 de agosto de 2016. Disponible en: ttps://www.elfinancierocr.com/economia-y-politica/nicaragua-antes-y-despues-de-daniel-ortega-mejora-economica-con-preocupacion-politica/7QZKN5NEWVHYRJ2Q4YPQ42I2QY/story/
[19] Cfr. Datos del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio de Nicaragua. Disponible en: https://www.mific.gob.ni/
[20] Salinas, C., “Los empresarios nos equivocamos con Daniel Ortega”, en: El País, 4 de junio de 2018. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2018/06/04/america/1528141024_018748.html
[21] Vílchez, A. “Estados Unidos restringe visas a funcionarios nicaragüenses y pide más sanciones”, en: Confidencial, 7 de junio de 2018. Disponible en: https://confidencial.com.ni/estados-unidos-restringe-visas-a-funcionarios-nicaraguenses-y-pide-mas-sanciones/
[22] https://www.prensa.com/mundo/Nicaragua-OEA-resolucion_0_5046995273.html
[23] Arbilla, D., “La trama nicaragüense”, en: Diario Las Américas, 15 de mayo de 2018. Disponible: https://www.diariolasamericas.com/opinion/la-trama-nicaragense-n4150680
[24] Cfr. Declaración de apoyo al pueblo de Nicaragua, disponible en: http://scm.oas.org/ag/documentos/
[25] Dada, C., “La prioridad es ahorita que no nos maten”, en: El Faro, 13 de junio de 2018. Disponible en: https://elfaro.net/es/201806/centroamerica/22015/%E2%80%9CLa-prioridad-ahorita-es-que-no-nos maten;-luego-la-justicia-y-la-democracia%E2%80%9D.htm