Recordando al Cordobazo 50 años más tarde

Cinco preguntas al historiador Pablo Pozzi1

El Cordobazo marcó un hito en la historia de la clase obrera argentina. Como tal es aún hoy tema de debate. Una parte de esa discusión es de índole académica, pero, en su mayor parte, tiene un carácter político. En mayo de 1969, confluyeron una serie de circunstancias que conformaron la coyuntura de la cual surgió el Cordobazo. El día 13 de mayo, la dictadura derogó los regímenes especiales que existían para el descanso del sábado inglés en las provincias de Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba.2 Esto se agregó a los descuentos zonales, vigentes desde principios de 1969, que permitían a los patrones de estas provincias pagar salarios 11% inferiores a los de Buenos Aires. El gremio mecánico cordobés convocó una asamblea general para el día siguiente. Más de 5.000 obreros concurrieron y abuchearon al Secretario Nacional de SMATA, Dirk Kloosterman. En respuesta, la policía «a las 16:00 horas exige el desalojo del local. Los obreros lo hicieron en orden, pero cuando ya estaban en la calle se oyeron manifestaciones de protesta en alta voz y la policía inició una enérgica represión para dispersarlos. Se entabló entonces una lucha entre los agentes del orden, que disparaban sus pistolas lanzagases, y los obreros que se defendían con piedras y otros objetos contundentes […]»3

Al día siguiente, metalúrgicos y transportistas de Córdoba comenzaron una huelga de 48 horas. Mientras tanto, en la ciudad de Corrientes, sede de la Universidad del Nordeste, se generó una movilización estudiantil a raíz de la privatización del comedor universitario. Esta fue reprimida en forma violenta, resultando muerto el estudiante Juan José Cabral. En horas de la noche, la policía procedió a detener numerosos estudiantes.

En respuesta, la CGT de Corrientes y la federación de comerciantes cumplió un paro de repudio. En Rosario, los estudiantes universitarios decidieron suspender las clases y organizar un acto para el día siguiente. En este acto, la represión policial cobró una nueva víctima, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Movilizaciones similares en Tucumán y La Plata también desembocaron en violentos enfrentamientos con la policía. La CGTA de Rosario convocó a un paro general para el día 23 de mayo. El 20, la CGTA encabezó una Marcha de Silencio en la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires, que fue reprimida con un saldo de 20 heridos y 160 detenidos. Se sucedieron los enfrentamientos callejeros entre la policía y los estudiantes en Tucumán, La Plata, Resistencia, San Juan y Salta. Fue muerto, en Rosario, el estudiante de 15 años y obrero metalúrgico Luis Norberto Blanco.

El día 22, la CGTA llamó a la realización de un paro general. Y el 23, la CGT de Rosario lo decretó, el acatamiento fue casi unánime. En Córdoba, un grupo de estudiantes se atrincheró en el centro de la ciudad en el Barrio Clínicas, pero fue desalojado por la policía después de fuertes combates callejeros. El movimiento obrero de Córdoba decretó un paro general de 37 horas para el 29 de mayo, con la adhesión de los estudiantes. Mientras tanto, continuaban los conflictos en Tucumán y Rosario.

El 29 de mayo, los obreros cordobeses abandonaron sus puestos de trabajo en cumplimiento del paro. Encolumnados, marcharon hacia el centro de la ciudad. Dirigidas por el sindicato mecánico, a los que se fueron sumando estudiantes, empleados y vecinos, las columnas de las fábricas fueron llegando a la ciudad. Allí las atacó la policía, que intentó dispersarlas. Desde las 11 hasta las 14 horas se produjeron violentos enfrentamientos en diversos puntos de la ciudad. Por la tarde, la mayoría de los testimonios coinciden en que la policía apenas controlaba las diez manzanas en torno al Departamento de Policía. Hacia las 17 horas, el Ejército se dispuso a entrar en acción. Esa noche, el Ejército ocupó el centro de la ciudad y comenzó la tarea de recuperarla. Un obrero mecánico recordó años más tarde:

«A eso de las cuatro de la tarde me cansé de estar dando vueltas con grupos de gente por el centro de la ciudad, y me fui a casa. Ahí estaba, tomando mate, cuando escuché por la radio que venía el Tercer Cuerpo [de Ejército]. Lo pensé un rato mientras mi mujer lloraba y lloraba. Fui al armario y saqué la 22. Me metí una caja de balas en el bolsillo. Cuando oscureció me fui al centro y busqué un edificio no muy alto. Subí a la azotea y me fumé un “negro”, cara al cielo. Todavía me acuerdo del sabor de ese negro como si fuera ayer. Un par de horas más tarde escuché un jeep que pasaba despacito por la calle. Me preparé y … fah, dos tiros, justito cuando pasaba por debajo. Tiraron con la ametralladora a todos los edificios vecinos. Un rato más tarde pasó otra y… dos tiros. A eso de la medianoche escuché a alguien que tiraba desde el edificio de enfrente. Había otro compañero. No estaba solo. Unas horas más tarde me quedé sin balas. Desarmé la 22 y la metí en una chimenea. Me dormí un rato y a eso de las seis esperé en el zaguán a que pasara gente. Me puse a caminar con ellos. Un par de cuadras más allá me paró el Ejército. “¿A dónde va?” “A trabajar”, les dije. Y me dejaron pasar. […] La verdad es que no se si le pegué a algo, pero había que hacer algo ¿no?»4

  1. ¿Qué fue el Cordobazo, según su punto de vista?

Fue una inmensa movilización obrera y popular, pero lo importante no es tanto lo que fue sino lo que lo produjo. Y el Cordobazo es una expresión, igual que todos los «azos» de la época, o sea el Mendozazo, los Rosariazos, el Malarguazo, el Cipolletazo, etc., es expresión de una clase obrera nueva que hay en la Argentina, producto de la década del 30 y del 40, es una clase obrera más educada, es una clase obrera con pleno empleo, es una clase obrera que fusiona gente que viene del campo a la ciudad con obreros viejos que vienen de distintos lugares del país. En el caso de Córdoba, en las fábricas cordobesas se juntan desde el Goyo Flores que era de Tulumba en el campo, hasta el negro Oropel que también venía del campo, hasta Agustín Tosco que era de Coronel Moldes, hasta una cantidad de obreros viejos que venían de Buenos Aires, que venían de Rosario, que habían sido ferroviarios históricos, que tenían trayectoria y tenían tradición. Esto implica una clase obrera que colectiviza experiencias, que tiene niveles importantes de conciencia en el sentido de dignidad, de auto-reivindicación, de conciencia de sus derechos y también de sus obligaciones; y, por lo tanto, es una clase obrera que, con todas las cosas que podemos decir que tiene -porque reconozcamos que era una clase obrera machista, por ejemplo- pero que era una clase obrera con una disposición para combatir que era notable. O sea, que hoy en día te saquen el sábado inglés y que por eso tomes una ciudad tres días es algo inconcebible…

2. ¿Cuáles fueron las consecuencias históricas del Cordobazo?

Bueno, por un lado, implicó un auge importante en términos de la izquierda, en términos de propuestas revolucionarias, en términos de cambios, también es algo importante en términos de lo que quedó hacia el futuro. O sea, el Cordobazo no solo inauguró la entrada en la escena política nacional de la clase obrera en forma autónoma e independiente, sino que además obligó a todo el mundo a hacer una propuesta en torno a qué tipo de país querían ver y dónde se incorporaba la clase obrera. Entonces vos lo que tenés en torno al Cordobazo, desde Montoneros y distintos sectores del peronismo que antes hablaban sencillamente de Perón y ahora hablan de Perón y la clase obrera; y lo mismo pasa en el caso de la izquierda, cómo llegamos al poder, cómo participa la clase obrera, cómo se organiza, cómo captar, cómo organizar, cómo dirigirse a la clase obrera, la clase obrera es peronista entonces hay que hacerse peronista para estar con la clase obrera o no, y cómo disputarla, etc.

De eso, ¿cuánto quedó? y en una época quedó bastante; hoy en día parte de nuestra disputa es la cantidad de visiones que tratan de convertir al Cordobazo en algo muerto, una conmemoración y nada más y realmente no es una conmemoración, es un ejemplo de lucha y de lo que puede lograr la clase obrera argentina en un momento histórico dado. Y tendríamos que ponernos a pensar cómo se puede hacer para que vuelva a lograrlo una vez más.

3. ¿Cuáles cree que vienen siendo algunos ejes de disputa historiográfica sobre los acontecimientos de mayo de 1969? ¿Qué dificultades y fortalezas le adscribe a esas mismas interpretaciones?

El Cordobazo ha generado, casi de inmediato, toda una industria de libros que abarcan desde enfoques sociológicos e históricos como el de Francisco Delich, pasando por lo testimonial como Jorge Canelles o Elpidio Torres, hasta lo político como un libro de Nahuel Moreno. En cuanto a lo historiográfico, los distintos enfoques en torno sus causas, pueden reducirse a cuatro. Para Daniel James el Cordobazo fue producto de una «ola de protestas obreras» que se relacionaron con factores estructurales. Este enfoque tenía la ventaja de considerarlo como producto de una multiplicidad de factores, y la desventaja que incluía todo y por ende explicaba poco. La propuesta de James Brennan fue que lo planteó como producto de una crisis de las industrias locales combinada con las rivalidades de poder entre gremialistas de Córdoba y de Buenos Aires. Esto pone énfasis en las relaciones de producción en el punto de trabajo, e indaga en por qué estos obreros se movilizaron con estas características. Pero tiene el problema de que pone el acento en la particularidad cordobesa y por ende no toma en cuenta que el Cordobazo fue parte de una importante cantidad de «azos». Esta crítica la señaló Nicolás Iñigo Carrera, cuyo planteo es que el Cordobazo fue «otra estrategia de la clase obrera». Esto resulta un poco esquemático ya que genera una imagen de obreros recurriendo a opciones externas, pero tiene el acierto de destacar las nuevas prácticas que surgen de la experiencia previa. Por último, Mónica Gordillo pone énfasis en «una fuerte cultura de oposición y resistencia» que genera las condiciones para el Cordobazo, y lo ubica como parte de un proceso acontecido «en el resto del país y el mundo». Esto representa un avance importante por cuanto al recurrir a la cultura obrera pretende explicar los comportamientos individuales y colectivos en un contexto más general. Pero es difícil coincidir con el concepto «resistencia y oposición» porque pone el acento en lo reactivo y el Cordobazo tuvo un importante contenido político propositivo. Gordillo es la que más ha trabajado este tema, lo cual no quiere decir que uno no pueda discrepar de sus ideas. Quizás uno de los aspectos más interesantes de su propuesta es que hay que «darle una perspectiva histórica» en contraposición a las discusiones más sociológicas o políticas.

El Cordobazo marcó un hito en la historia de la clase obrera argentina. Una parte de esa discusión es de índole académica. La valoración y las conclusiones tienen importancia para la caracterización global de la clase obrera argentina y su potencial revolucionario. En términos generales, coincido con Beba Balvé al plantear que el Cordobazo ocurre en «el eslabón débil del capitalismo argentino: lo suficientemente débil como para recibir con mayor crudeza y profundidad las crisis que afectan al país, y lo suficientemente fuerte como para poder reaccionar.»5 Aunque esquemática, esta caracterización implica una nueva etapa en las formas de lucha de la clase obrera argentina con el recurso a la violencia por parte de las masas y por el planteo del socialismo como una alternativa viable de poder popular y significa que ha realizado una experiencia que se sintetizó en un salto en la conciencia.

4. ¿Sobre qué aspectos deberían avanzar más -por estar inexplorados o errados- las investigaciones, textos y lecturas del Cordobazo?

Cada uno de los anteriores abre toda una línea de investigación importantísima y que debería ser profundizada. Gordillo ofrece una perspectiva interesante. ¿Cómo puede ser que una provincia tan católica y conservadora como Córdoba produjo un hecho de relevancia nacional como el Cordobazo? Quizás se fue forjando una cultura obrera que posibilitó este hecho. Esto permitiría explicar cómo surgen figuras como Agustín Tosco o Gregorio Flores, o fenómenos sociales como el clasismo.

La historia cordobesa contiene cosas interesantísimas. En la década de 1930, la Federación Obrera Local, liderada por comunistas, socialistas y anarquistas, organizó 68 sindicatos locales en 28 localidades tales como Hernando, Alejandro Cabrera, La Carlota, Adelia María y Elena. El Partido Comunista organizó numerosas «Asociaciones Comunistas Femeninas» en pueblos rurales. El archivo del dirigente riocuartense de la construcción Víctor Barrios revela el trabajo realizado por los activistas sindicales de izquierda en el interior cordobés. Sólo la imaginación puede dar cuenta del significado de organizar centros femeninos comunistas entre las obreras y esposas de los peones rurales de localidades como Alejandro Cabrera.6 En San Francisco el principal partido era el Comité Popular de Defensa Comunal (CPDC), dirigido por Serafín Trigueros de Godoy7. Este partido, contaba con una amplia base obrera y popular y adhería al espectro político de la izquierda anti-stalinista, reivindicando una política económica basada en el radicalismo agrario georgiano. En marzo de 1928 en Villa Huidobro, el Bloque Obrero y Campesino, organizado por los comunistas, triunfó en las elecciones municipales llevando como candidato al independiente José Olmedo, obrero rural y secretario general del Sindicato de Oficios Varios.8 Treinta años más tarde, el Partido Comunista ganó la intendencia de Brinkmann por 753 votos contra 699 de la UCRP y 409 de la UCRI y tenía 250 afiliados, o sea casi el 10% de la población y cerca del 14% de los votantes.

Un análisis de la procedencia de la militancia «setentista» demuestra que muchos de estos eran oriundos de esos mismos pueblos chicos. Lugares como Cruz del Eje, Río Cuarto, Morteros y San Francisco tuvieron una cantidad importante de sus hijos militando en el PRT-ERP. En Río Cuarto, los comunistas tuvieron una temprana organización. Villa María fue una ciudad donde el PCA logró organizarse tempranamente y donde nació José «Pancho» Aricó. Esta contradicción entre una fuerte tradición conservadora en lo social y católica ortodoxa en lo cultural y una cantidad de datos que parecerían implicar la existencia de una cultura izquierdista subterránea a través de décadas, a su vez sugiere un replanteo en torno a la valoración de las expresiones político-culturales de las ciudades chicas y los pueblos del interior de la Argentina que contribuiría a explicar la persistencia de una conflictividad clasista notable y la generación de fenómenos como el Cordobazo.

5. ¿Cómo cree que el Cordobazo va a quedar en la memoria colectiva cordobesa y nacional? ¿Es posible que haya una lectura determinante y hegemónica? ¿Cuáles serían las consecuencias de esa lectura?

Existe una fuerte, y subterránea, disputa sobre toda la historia argentina, y en particular sobre la del período 1966-1976. Donde sí existe una visión hegemónica es en el plano político. Esto es sumamente peligroso por cuanto la idealización y deshumanización de los protagonistas de la historia tienden a fomentar la pasividad en la población. Si solo gente excepcional hizo el Cordobazo, en circunstancias excepcionales ¿cómo podemos hoy hacer nada cuando somos seres humanos comunes con problemas y limitaciones? El Cordobazo lo hicieron trabajadores y estudiantes comunes, con sus miserias y heroísmos, que en un momento determinado pudieron marcar el devenir histórico de la Argentina. Eso siempre puede repetirse, aunque nunca de la misma forma ni de la misma manera. El Cordobazo es parte de la experiencia y de la memoria de los trabajadores argentinos y como tal no se pierde, sino que se recurre a ello según sus necesidades. Son los propios trabajadores, a pesar de lo que digamos los historiadores, los que forjan la «tradición» y las «lecciones» del Cordobazo.

NOTAS:

1 Una versión muy recortada de esto fue publicada en: http://deodoro.unc.edu.ar/2015/05/13/tres-preguntas-al-historiador-pablo-pozzi/ Pablo Alejandro Pozzi es PhD en Historia (SUNY at Stony Brook, 1989) y profesor Titular Regular Plenario de la Cátedra de Historia de los Estados Unidos de América, en el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (Argentina). Entrevista reproducida a petición del entrevistado.

2 El «sábado inglés» era una costumbre que permitía a los obreros trabajar medio día los sábados cobrándolo como jornada completa. Los «descuentos zonales» eran supuestos incentivos para atraer inversión industrial.

3 La Prensa, 15 de mayo de 1969.

4 Testimonio de «Martín», registrado por Cecilia Castelar, Nueva York, 27 de mayo de 1979 (mimeo). Según, el testimonio (no comprobado) «Martín» contó lo mismo al Grupo Cine de la Base en el documental Tiempo de Violencia.

5 Beba Balvé et alia. Lucha de calles, lucha de clases. Elementos para su análisis (Córdoba 1971-1969) (Buenos Aires: Ediciones La Rosa Blindada, 1973), pág. 158.

6 Véase Mariana Mastrángelo. Rojos en la Córdoba obrera 1930-1943. Buenos Aires: Editorial Imago Mundi, 2011.

7 Un interesante trabajo sobre el triguerismo es el de Roberto Ferrero. Sabattini y la decadencia del yrigoyenismo. Buenos Aires: Ediciones de Mar Dulce, 1981. Y también Trigueros y su época. El populismo de izquierda en San Francisco. Córdoba: 2011.

8 Véase la interesantísima obra de Flavia Danielle. Historia de un partido obrero comunista del interior de Córdoba, 1925-1928. Córdoba, Tinta Libre, 2011.

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.