por Encuentro Militante Cachito Fukman
Buenos Aires 9 de agosto 2019
Una sentencia de absolución definida por la indignidad
Desde que se decretara la imputación y elevación a juicio por los secuestros y torturas sufridas por Pedro Olivera y su hijo Ramón, en La Rioja, en 1977, Milani el que fuera jefe del Ejército desde 2013 hasta mediados del 2015, no ha hecho más que negar los hechos por los que se le acusan, se autoproclama víctima de una campaña mediática para “su desprestigio y su buen nombre, y por consiguiente a todo el Ejército”. Con 30.000 detenidxs desaparecidxs, con miles de fusiladxs, con miles de presxs, con miles de exiliadxs, por las juntas genocidas, sólo un cínico y un partícipe de sangrienta trayectoria, puede mentir con semejante descaro.
Tanto Milani como sus abogados, no han hecho más que difamar, atacar y menoscabar a las víctimas de secuestro, tormentos y detención, y la culminación de esta fantochada, es la auto consideración de ser un perseguido político, tal como lo plantean los genocidas encausados y condenados, y tal como la agrupación de la Pando proclama con virulencia y amenazas. En este paquete de relaciones y vínculos, hay avalistas repugnantes que le envían cartas para que las lea entre lágrimas y sofocos.
Las querellas solicitaron 20 años de condena, la Fiscalía 18 años, en base a las pruebas y testigos solventes. Los jueces que le han absuelto son los mismos que expulsaron de la sala del tribunal a una Madre de Plaza de Mayo de La Rioja, Marcela Ledo, y a su hija Graciela, mientras permitían que Milani continuara con su patético show.
Desde el Encuentro Militante Cachito Fukman, no sólo repudiamos esta absolución infame emitida por jueces despreciables, si no que volvemos a reafirmar el compromiso de lucha por la justicia a cada unx de lxs 30.000 compañerxs detenidxs-desaparecidxs, continuando junto a las víctimas, el camino de apelaciones judiciales y en las movilizaciones en las calles, y el 12 de septiembre Milani estará nuevamente en el banquillo por el secuestro y desaparición de Alberto Ledo, delitos acaecidos en el marco del Operativo Independencia, en el que no hubo un sólo militar que no tuviera las manos manchadas de sangre.
Por último, repudiamos enérgicamente a todas las personas que apostaron por la “inocencia” de un militar genocida.
Ni olvido ni perdón ni reconciliación
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