Del Seminario de Innovación en Atención Primaria “Del estado de alarma al estado de solidaridad” (aquí). @siapcovid19
Un rumbo marcado por respuestas simples a un problema complejo
No es tanto el virus como la patológica sociedad que hemos construido. La mezcla es explosiva, y el virus la prendió. Tal sociedad seguirá expuesta a pandemias similares si centramos toda la respuesta en «las vacunas biológicas». Por ello deberíamos aplicar «vacunas sociales», como una reforma alternativa a los actuales asilos, estilo reforma psiquiátrica que desmanteló los manicomios; y alternativas al capitalismo depredador que engendra desigualdad creciente y pobreza y destruye el medio ambiente. Los niveles de incompetencia en la respuesta institucional a la pandemia no dejan de crecer, en la misma medida que se repiten las consignas aireadas por el establishment científico, político y mediático, pero crecen todavía más el hastío profesional y el pánico colectivo inducido. Y no hay respuesta científica ni profesional organizada. Cada vez se superan los políticos y expertos, como con la triste propuesta del Consejo Interterritorial para la Atención Primaria, el Plan de acción para Atención Primaria y Comunitaria 2022-2023
¿Qué decir de la decisión de obligar a llevar la mascarilla en el exterior, incluso en una calle solitaria?
No hay ninguna estrategia para recuperar la normalidad, la solidaridad y la resistencia social frente a la pandemia. Nos estamos instalando en el egoísmo y la discriminación de la solución fácil de un “Estado vacunal”, de tercera dosis generalizada y vacunación desde la más tierna infancia, y la siguiente etapa será la cuarta y repetidas dosis, para “combatir” las sucesivas nuevas variantes, y así seguir llenando los bolsillos de los accionistas de las industrias farmacéuticas al tiempo que se incrementa el individualismo, el control social, la desigualdad y la pobreza. El mensaje que recibe la población es contradictorio, confuso y alarmista y el que reciben los profesionales, similar y a veces insultante.
Diez propuestas para corregir el rumbo de la pandemia covid19
Dada la gravedad de la situación, el nulo debate, los ataques a derechos fundamentales y el daño que se produce con medidas sin evidencia o directamente en contra de la misma, EXIGIMOS:
- Suspensión de los llamados pasaportes covid19 pues ni siquiera cumplen el fin con el que se pretenden justificar (disminución de contagios). Y en ningún caso el fin justificaría los medios, una premisa que se ha ignorado con frecuencia durante la pandemia. Los certificados covid19 carecen de ciencia y de ética. Y menos si con ellos se pretende discriminar y dificultar la vida social y laboral de quienes no se hayan vacunado, para forzarlos, pues la duda vacunal merece respuestas más científicas, humanas y respetuosas. El colmo es la discriminación, estigmatización y marginación de la infancia-adolescencia no vacunada. En todo caso, además, detener la promoción de la vacunación obligatoria, una medida violenta que no tiene que ver con la salud sino con la política ya que pretende ocultar el fracaso institucional en la gestión de la pandemia, tanto nacional como internacional. Es una violación de tratados internacionales que protegen a las personas de recibir tratamientos médicos en contra de su voluntad y un precedente absolutamente inaceptable hacia una deriva totalitaria con la excusa de la salud.
- Moratoria de la vacunación a la población infantil sana, por razones científicas y éticas (y para evitar efectos adversos como miocarditis, más frecuentes con las vacunas que con la propia covid19). En esto, como en todo, conviene no abandonar elprimum non nocere, principio que se ha ignorado frecuentamente en la pandemia, con el consecuente exceso de muertes (por covid19 y por no covid19). Además, conviene fomentar la declaración de las sospechas de reacciones adversas, por profesionales y legos.
- Suspensión de la obligación del uso de mascarilla en exteriores, medida puramente teatral, y absurda donde las haya. Respecto a su uso en interior, y dado el contagio por aerosoles quizá mejor la FFP2 y abaratar su precio hasta la gratuidad cuando sea prudente. En todo caso, recomendar evitar los lugares mal ventilados y el hacinamiento.
- Adaptar el rastreo de casos a la situación epidemiológica, valorando su oportunidad en cada situación y paciente (según el cuadro clínico y la capacidad de contagio), como en brotes de supercontagiadores. Abaratar las pruebas de auto-diagnóstico y propiciar que se puedan cumplir aislamientos y cuarentenas mediante apoyo económico y habitacional digno (y en su caso auto-justificación de ausencia al trabajo, sin precisar visita médica administrativa), independientemente del estado de vacunación (los vacunados se contagian y contagian). Propiciar que, si hay covid19 en la infancia y se requiere aislamiento y/o cuarentena, puedan ser sus progenitores quienes los cuiden, activando un permiso especial.
- Alejarse «de la vacuna es la solución» promoviendo vacunas “sociales”, como disminución de la pobreza, especialmente infantil, apoyo a las comunidades y sus organizaciones, a la juventud y sus propuestas alternativas, etc para paliar el especial impacto de la covid19 en distintos grupos sociales. También, promover la sindicación de los trabajadores socio-sanitarios y sanitarios de las residencias de ancianos. Así mismo, apoyar iniciativas que disminuyan como “solución final” la reclusión en tales residencias ofreciendo alternativas incluso de auto-organización.
- Salir de la “niebla pandémica” revitalizando la salud pública para poder tener siquiera datos comparables en series oficiales, y conseguir que se genere información y conocimiento. Valorar y aprender de los aciertos y errores en la respuesta pandémica, nacionales e internacionales. Evaluar la efectividad de la vacunación con estudios semi-experimentales. Analizar cuestiones tan simples como «comparar vacunados con no vacunados según hayan pasado antes la covid19» y «comparar vacunados con no vacunados según la medicación a que estén sometidos». También, acceso completo a los contratos firmados con las industrias y a los datos brutos de los ensayos clínicos de las vacunas covid19. En general, promover el abandono de la polimedicación innecesaria y “popular”, como la que incluye neurolépticos/ antipsicóticos, psicofármacos, opiáceos, «protectores del estómago», etc.
- Promover una atención primaria fuerte, dotada de personal y medios suficientes, en que cada persona encuentre profesionales “de cabecera”, conocidos y polivalentes. Con agendas que aseguren el contacto con los mismos en 24 horas, virtual o presencial. Una atención primaria fuerte abierta a la innovación y la auto-gestión que ofrezca la mejor calidad con seguridad.
- Facilitar y fomentar el debate público científico, ciudadano y ético sobre la pandemia y las medidas tomadas y a tomar, en que pesen tanto los argumentos de eficacia como los de eficiencia (valoración del bien social general), y tanto las opiniones de expertos como las de quienes se ven afectados. Generar espacios de diálogo con la ciudadanía, ya que los puntos de vista distintos al relato oficial son habitualmente excluidos de las medidas políticas y censurados en los medios de comunicación.
- Desarrollar políticas generales, sociales y médicas que contrarresten la Ley de Cuidados Inversos (reciben más cuidados quienes menos los precisan, y esto se cumple con mayor rigor donde los servicios se orientan más al mercado). Por ejemplo, dotando de presupuestos suficientes la Ley de Dependencia. Cuidar especialmente las necesidades de las personas institucionalizadas como los pacientes crónicos de centros psiquiátricos (unidades de rehabilitación psiquiátrica) y privadas de libertad como prisiones, donde persisten grandes restricciones para las comunicaciones y las actividades generales.
- Promover la integración armoniosa y solidaria de todos los miembros de la sociedad, buscando colectivamente formas sociales que puedan dar respuesta a nuestros desafíos: “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.
La ideología de la salud a toda costa es una fuerza motriz dominante en las sociedades desarrolladas, por eso al poder le es tan fácil imponer medidas coercitivas, de manera que se acepta, incluso se agradece, cualquier medida aparentemente orientada a controlar la pandemia, a salvarnos. Tan es así que se anula la capacidad social de reflexionar sobre otras amenazas; o de analizar la efectividad y las consecuencias sociales de las medidas adoptadas.
Tampoco se reflexiona sobre las consecuencias sociales de nuestro modelo de desarrollo, de los abusos que se comenten en los países pobres y de la falta de comprensión de su cultura y de sus prioridades. Cuando gran parte de la población sufre pobreza, hambre o guerras, las personas prefieren resolver el hambre u otras amenazas ciertas de muerte antes que la improbable debida a un virus.
Para el establishment es más fácil demonizar toda duda sobre las medidas propuestas para afrontar la pandemia, incluida la vacunación, etiquetándolas de negacionismo. Pues bien, parece llegado el momento de poner en evidencia tanto los aciertos como las incompetencias; discriminar entre tanta medida contradictoria; permitir y estimular el debate social y científico sobre las medidas a adoptar, por encima de la inercia de los políticos, cuya lógica les impele a hacer algo, aunque sea erróneo, con tal de mostrar firmeza y mantener el poder.
Hay que incorporar al debate qué medias queremos, qué modelo de vida y salud queremos, qué solidaridad estamos dispuestos a otorgar y qué libertades estamos dispuestos a perder.
Republicado por Asociación Latinoamericana de Medicina Social.