por Gerardo Médica
Ustedes entenderán que necesitamos alguien que narre y retrate a la Argentina grotesca a la que asistimos. En lo personal requiero que el gordo Osvaldo Soriano deje el ambiente pueblerino de las nubes y los juegos con su gato “negro vení” y descienda por estos lares. Si, por favor, que baje de un cielo teñido de colores de San Lorenzo y escriba hojas y hojas sobre el país. Necesito que nos desnude y nos interpele con ironía provocando reflexión y esas risas que emanan de las terribles tristezas como suturas.
Ayer el ingeniero Macri dirigió su discurso en la apertura al Congreso Nacional. El presidente y el contexto fueron el fiel reflejo de la clase política argentina. Una reunión donde todas las miserias se convocaron a una hora fijada diciendo: ¡presente!
Necesito que el gordo Soriano escriba como en los viejos tiempos, con el tintineo de las antiguas Remington y de modo urgente. Con una urgencia pronta ante esta agonía nasal que nos pesa.
Si en el pasado, “No habrá más penas. Ni olvido”, “Cuarteles de invierno” y “Una Sombra ya pronto serás” desnudaron a la Argentina desde el regreso de Perón a Menem. Se me hace necesario que el gordo Soriano escriba en el presente una novela que se llame “No habrá más política. Sólo CBU”. Esa novela debería retratar todos los gestos de insolencia de la dirigencia política argentina.
Uno tiene la imagen impregnada que en el 1 de marzo de 2016, en el acto del Congreso, los dirigentes transmitieron la impresión de estar en un acto escolar. Todos sabemos que los actos escolares son aburridos y vacios. Donde todos los que lo llevan a cabo y asisten quieren sencillamente huir lo más rápido posible. Los que vimos la apertura del Congreso sentimos eso. Una clase política escolar despreocupada de las cosas reales que nos afligen. Con ganas de terminar el trámite rápido y recuperar el día en el country. Mientras tanto el dolor de la gente y la miseria sigue por más de treinta años naturalizándose.
Ayer en la apertura del Congreso, el gordo Soriano tendría todos los elementos primordiales para los personajes de la novela que imploro escriba. Un Macri (la encarnación viva del político Ezequiel Gallo) egresado del CEMA leyendo un discurso a los tumbos – con serios problemas de lectura como diría una maestra amiga -. A su lado Michetti -con carita de nena buena y en el rol de hermana mayor evitando que al hermano lo maten a golpes- siempre atenta a las formas. En las gradas altas el Momo Venegas – aplaudiendo mientras los obreros que representa son negreados en las soledades de la pampa- y Hugo Moyano abstraído sacando alguna cuenta.
En medio de esas escenas la gorda Carrió aplaudiendo y la Vicky Donda luchando con las tetas que se les escapaban del vestido para luego declarar al estilo de la revista Gente. Los zurdos sin bajar y Peña con su aspecto insulso de dentista maquinando como nos va a dejar en la calle. Personificando un Maquiavelo que te acuesta y te regala globos.
Todos inmersos en una teatralidad de insolencia y displicencia que agobia. Cómo si el mismísimo Discépolo hubiese escrito un guión que representaron a manera de parodia magistral.
Y ni que hablar de Kicillof – por momentos tenía aspecto de alumno de economía desaprobado- y de Cabandié con gesto de nene malo impostado y poco creible que seguro estuvo practicando por horas. Y detrás de ellos papelitos que imprimieron como modo de resistencia light al más puro estilo de un Peronismo Sushi. Ni si quiera tuvieron los compañeros del FPV un poco de valentía para insultar como corresponde y ni que hablar de cantar la Marcha Peronista como grito de guerra. Ya sé… No se puede hacer lo que no se siente. Es como pedir “peras al olmo”- decía mi abuela-.
Sencillamente asistimos a una postal de la clase política, sin ideas, vacía, mezquina y preocupada en sus intereses. Todos pendientes del CBU como lema. Alejados todos en una suerte de abadía medieval del pobrerío. Sin ganas de bronce y aceptando su mediocridad.
¡Necesito que el gordo Soriano escriba pegándole a la Remington en la soledad de la noche, con su gato dando vueltas y los desnude! Necesito que escriba una novela donde nuevamente Cerviño con su avión Torito sobrevuele esta Colonia Vela que nos han dejado. Necesito que Cerviño bien borracho con ginebra pilotee a Torito tartamudeando y en medio de esta teatralidad de insolencia los rocié de estiércol al estilo “No habrá más penas. Ni olvido” ¡Necesito sencillamente que el gordo Soriano escriba!
si el gordo Soriano con el gato en el teclado baja de la nube y escribe cosas como esas, para a ser un despedido de Página/12 y va a engorsar la fila de periodistas cesanteados…¡hay que conseguirle un laburo en De Igual a igual!