por J. M. de la Fuente Ríos
Leo que un banco ha financiado al Exmo. Ayto. de Valladolid para que ponga en marcha un proyecto de educación de calle en el barrio Delicias de la capital con dos entidades cristianas, Cáritas y la Casa de la Juventud Aleste, () ya que en el barrio no existe nada de este tipo y estas entidades tienen experiencia en el asunto en el mismo barrio (¿Existe o no existe el trabajo previo? ¿O se refiere a que no lo tiene el Ayto.? ¿Por qué no lo tiene? ¿Lo ha quitado y antes lo tenía?). El Excelentísimo Ayuntamiento de Valladolid coordinará el trabajo de las dos asociaciones por medio de sus CEAS.
Discúlpenme, pero tuve que volver a leerlo. En realidad, ya conocía el proyecto desde meses atrás, aunque no tan pormenorizado, y desde el principio me mosqueó. No pongo en duda que sea una forma de ahorrar por parte del Exmo. Ayto. de Valladolid; entiendo que un banco quiera lavar su imagen –de los 17 pisos que oferta en segunda mano en la ciudad, 7 están en el barrio, pero no vayan a creer que se los han robado a nadie por impago de hipotecas o ese robo que se acepta como mal menor que es la dación en pago–; incluso comprendo que un gobierno liberal aceptase darle jabón. El problema que me planteo es quién debe pagar la educación (y educación no es solo la formal). Podemos considerar que lo haga un banco, si le da el dinero a una entidad privada –ahí el Estado no debería interferir excepto para corregir desigualdades o exclusiones que se puedan derivar de esta práctica–. Pero que se lo dé al ayuntamiento para que este a su vez se lo pase a las asociaciones que él elija, no deja de tener peligros, sobre todo cuando el Ayto. considera que así ya hace su trabajo y no pone sus propios medios (aunque es verdad que hay más trabajadores en los CEAS de la zona este, han descendido los fijos desde el 2011, de 14 se ha pasado a 12, según las memorias de Ayto.). Además, en una «subvención» para un año, prorrogable, ¿quién decide?, ¿cómo?, ¿cuáles son los criterios? Se supone que es una «complementariedad que suponen para una intervención integral con las familias de estas zonas especialmente necesitadas». ¿Y solo se inicia este proyecto cuando paga un banco? ¿Y es el banco quien decide su continuidad? Además, sostengo la opinión de que no es algo complementario, sino primordial (decir que es complementario me huele a «allí hay demasiadas rentas garantizadas de ciudadanía, a ver cómo lo solucionamos»).
¿Cree el Ayto. que se necesita educación de calle? (Y se necesita). Que la ponga. Del dinero de los contribuyentes; el voluntariado no está para eso, y dos trabajadores a tiempo completo (es para lo que alcanza la subvención, en el mejor de los casos; venga, tres.) es un chiste de mal gusto. Trabajadores sociales, educadores sociales, educadores de calle, mediadores interculturales, integradores sociales, dinamizadores de tiempo libre,… ¿dónde están? Este verano «no ha tocado» en Delicias que su Centro Cívico disponga de talleres para los adolescentes, y, en todo caso, esto no cubriría los problemas de los que estamos hablando: crecimiento exponencial de la marginalidad; aumento de la población en las zonas más deprimidas; pisos ocupados en condiciones infrahumanas; pisos alquilados en condiciones infrahumanas; pisos abiertos ilegalmente y subalquilados en condiciones doblemente infrahumanas; incremento del tráfico de droga con menores como mulas; incremento del consumo de drogas entre menores; alerta creciente por el número de sustracciones de móviles, bicis…, entre menores; aumento de la violencia estructural y física en la calle; espectacular incremento de conductas machistas fuertes ya entre preadolescentes; dificultades crecientes de convivencia entre «nacionales» y «extranjeros» (racismo cada vez menos solapado que se traduce en esta fuerte polarización por parte de la vecindad); fracaso escolar galopante; preadolescentes que llegan a ESO sin saber leer o multiplicar, cuyo profesorado se ve completamente superado por la situación (¿dónde están sus masivas denuncias?) ; que se ven derivados a ese saco de la basura académico que es la Formación Básica; que abandonan la educación formal; descontrol cada vez mayor de los hábitos saludables (horarios de juego, comida basura, higiene deficiente, ocio autodestructivo) en los menores del barrio…
Permitir que un banco ponga calderilla para que el Ayto gestione el trabajo de voluntarios (y un par de trabajadores ajenos) me parece una canallada. Si al banco le sobra el dinero, que no les robe los pisos a sus propietarios o que pague más impuestos, pero que no haga que le lavemos la cara.
Respecto a las asociaciones, Casa Aleste no trabajaba en el barrio, el Ayto. se la trae del barrio de al lado pasando por encima de otras asociaciones que sí están aquí; el programa intercultural «Delicias, un barrio para todas y todos» lleva funcionando doce años en el barrio, con un trabajador pagado por Cáritas, y más de cien voluntarios en estos años. ¿Por qué esta entidad no apostó antes por contratar más trabajadores? Bueno, es cosa suya, es una entidad privada. ¿Por qué no lo hizo, y no lo hace, el Exmo. Ayto. de Valladolid? Esa sí es una pregunta que nos concierne.
Lo que, como vecino del barrio y activista social (voluntario, si quieren, de una de esas asociaciones), me parece intolerable es que estas entidades privadas, que conocen perfectamente la situación y son críticas con ella, les hagan el juego al Ayto. y al banco de esta manera. Entiendo la desesperación al ver que tu trabajo te desborda, al querer llegar a esas personas que ves a diario, cuyo sufrimiento ni siquiera puedes alcanzar a acompañar… pero ¿eres tú el que debe hacerlo? Sí, es un deber de humanidad. ¿Eres tú el primero y el único que debe hacerlo? No, para eso está tu denuncia, para que los poderes públicos se enteren de lo que pasa; para que el que no quiera mirar, oiga. ¿Qué valor tiene tu denuncia si aceptas ser cómplice del Ayto. en su dejación de funciones? ¿Les vas a enseñar a los menores lo bueno que es el banco que te paga para ocuparte de ellos? No nos engañemos, por más que estas asociaciones puedan hacer, nunca van a poder llegar más que a un puñado de personas, pero además no son los representantes de la ciudadanía en su conjunto, no deben asumir las obligaciones de los poderes públicos, y, si se ven obligados a hacer un trabajo que nadie hace, deben denunciarlo, no colaborar. La mejor denuncia es la denuncia práctica.
No estoy defendiendo que solo el Ayto. deba hacer trabajo social –a veces es mejor que no lo haga, pues se dedican a aplicar normas que saben ineficaces, solo para tener controlada a la población–. La convivencia es una cuestión de la sociedad en su conjunto. Pero al Ayto. debemos exigirle que haga todo cuando esté en su mano para garantizar los derechos humanos, con proyectos serios, gratuitos y universales, a corto, medio y largo plazo, que involucren (desde el conocimiento de las necesidades, la planificación, la decisión, la ejecución) al conjunto de la ciudadanía. Y con recursos propios, no calderilla bancaria. Y con empleados públicos, no solo estudiantes explotados.
Para resumir, estos son los interrogantes que han motivado este pequeño artículo:
–Me pregunto si un Ayto. debe dejarse subvencionar por un banco.
–Si debe hacerlo sobre todo para financiar proyectos de educación.
–Si ese Ayto. puede dejar sus deberes en manos de voluntarios y unos pocos trabajadores ajenos.
–Si debe seguir disminuyendo su plantilla fija de trabajadores de lo social.
–Si el trabajo de los SS (Servicios Sociales) debe limitarse a conceder o denegar ayudas.
–Si las ONG deben hacer el trabajo principal de los SS.
–Si, cuando lo hacen porque son los únicos que se implican, deben colaborar con quien no hace sus funciones o más bien denunciarlos y no aceptar sus calderillas.
–Si la ciudadanía debe aplaudir estas actuaciones porque, al fin y al cabo, no cuestan dinero a las arcas públicas. Mejor mirar hacia otro lado, si no nos tocan el bolsillo.
Estas son mis preguntas, sin duda fundadas en mi experiencia y mis ideas, no pretendo fingir asepsia ideológica. Se ruegan comentarios.
1 thought on “Lavando la cara al banco”