por Rubén Kotler
Los tiempos en América Latina parecen acelerarse y prestar a confusión sobre quién es quién dentro de cierto liderazgo pseudoprogresista. Lo que ocurre en Brasil no es más que una lucha entre sectores de poder en los que el llamado pueblo brasilero poco toca. La progresía argentina mientras tanto vuelve a sentir nostalgia de lo que pudo haber sido si la derecha, esa abstracción que no sabemos muy bien qué es, no hubiera dado el golpe de asalto al palacio y como si esos gobiernos autoproclamados no hubieran tenido nada que ver en la llegada de esas derechas. Algunos siguen pensando en que Daniel Scioli representaba el continuismo del kirchnerato en términos de defensa de derechos y que Dilma Rousseff fue destituida por fuerzas extrañas a la alianza del gobierno que construyó el PT. Van por delante algunas reflexiones acerca del Lula’s afaire escritas en caliente y caliente con la ceguera de cierto progresismo que sigue viendo en Lula al CHE GUEVARA.
1) Qué Duhalde, ex presidente restaurador en Argentina y principal conciliador de clases en América Latina apoye a Lula, es la expresión de los verdaderos intereses que sostienen ambos. Aquí no hay discusión posible y no se trata de purismo ideológico ni de marxismo recargado.
2) Lula llegó al poder de la mano de la derecha que HOY gobierna en Brasil tras la destitución de Dilma Rousseff. De hecho fue su vicepresidente, Temer, quien le propinó el golpe palaciego con apoyo de sectores reaccionarios dentro del mismo gobierno. Esa misma derecha acompañó todo el proceso político del PT y cuando no lo necesitó más, le dio una patada en el traste para enviarlo al tacho de la historia, como está ocurriendo ahora con Lula.
3) No saltar efervorizado en favor de Lula, a quien hizo efectivamente de la corrupción un modus operandi, NO implica necesariamente estar a favor de Temer. Otra vez hay quienes prefieren leer la historia en términos de unitarios y federales, amigos y enemigos. No señor (ni señora), se trata de saber quiénes son unos y otros y qué intereses defienden y representan. Seguramente no a los intereses de las clases excluidas del modo de producción capitalista. Y esto quedó muy en claro cuando Lula afirmó que no pretendió hacer una revolución sino conducir un partido dentro del propio régimen y que dentro de ese mismo régimen se movería.
4) Están aquellos que denuncian golpes de Estado y no denuncian un modelo de explotación que hace que tanto Lula, como Dilma o el propio Temer hagan uso del ejército cuando lo necesiten. Y LOS TRES han usado al ejército para reprimir (en la tan mentada pacificación de las Favelas, en las protestas violentamente reprimidas durante el mundial, o las actuales represiones a la oposición real al sistema con asesinato de líderes políticos incluido).
5) Cuando esgrimen la defensa de Lula porque la democracia brasilera corre peligro, yo me pregunto ¿De qué democracia hablan? Caractericemos mejor qué es la democracia para saber qué estamos defendiendo no sea cosa que pensemos que un Estado que usa y abusa de sus fuerzas represivas es democrático.
6) El slogan más vulgar de los defensores del ex presidente encarcelado es: «Lula sacó de la pobreza a tantos millones de brasileros». ¿Alguno maneja cifras REALES más allá del relato? Basta de relatos fantásticos y vayamos a los números reales. ¿Hubo distribución real de la riqueza? ¿Hubo reforma agraria? Cuántos pobres NO fueron sacados de la pobreza. Todo esto me vale para TODOS los gobiernos progres de la década ganada de América Latina que con los precios internacionales de la soja se permitieron distribuir alguito de lo que derramaba el vaso más no cambiaron en absoluto el modelo. Por el contrario hablaron de capitalismo en serio.
7) La detención de Lula la ordena un tribunal corrupto y esto es verdad pero dejando la ingenuidad de lado ya sabemos que entre bomberos sí se pisan la manguera. No entender cómo son las relaciones de poder a esta altura del S XXI y con tantas lecturas a nuestro alcance es ser miopes o simplemente es ser perezosos intelectuales.
8) Ni me alegra ni me entristece la detención de Lula, solo digo que es una pelea entre poderosos. A los que prefieran llorar melancólicamente narrando la historia de cómo Lula perdió el dedo les contaría miles de otras historias de cómo mujeres, niños y hombres de Brasil y de toda América Latina han perdido la vida trabajando, cayendo de andamios sin seguridad, muriendo en abortos clandestinos y siendo asesinados por las policías militares de cada país como Facundo Ferreira, un niño tucumano que fue recientemente asesinado por la espalda por la policía local. Les contaría de los estragos que hace el paco en Argentina o en Brasil y la miseria verdadera de lo que se vive en una Favela o en una villa miseria.
9) Tampoco me conmueve la historia de Lula preso en dictadura, es parte de un pasado que a esta altura no puede ser usado como argumento. Desde el fin de la dictadura brasilera a la fecha, mucha agua ha corrido bajo el puente. Y sangre, claro. Por el contrario me conmueve la historia de los miles de detenidos desaparecidos que aún siguen desaparecidos en TODO EL CONTINENTE y que se siga usando el mecanismo de la desaparición forzada como estrategia represiva, desde México para abajo, en toda América Latina.
10) Lula no es más que víctima del sistema que él mismo garantizó en su funcionamiento. Todo lo demás es relato mágico de un continente que en la medida que no vuelva a pensar desde lo colectivo y siga enarbolando líderes mágicos, seguirá sumido en la desgracia de un sistema capitalista que USA Y TIRA a sus personeros. Lo hizo con Lula y Dilma, lo hizo con el presidente peruano, lo hizo con De La Rua y lo hará con quien no cumpla con los principios que se esperan de todo gerente del poder.