Argentina: marcha federal, ¿y ahora qué?

por Abel Bohoslavsky, desvelado después de la movilización

La importante movilización de la Marcha Federal que partió dos días antes desde cinco puntos distantes de la Ciudad de Buenos Aires congregó a más de 50 mil manifestantes el 2 de septiembre y cuestionó la política ultraliberal del gobierno nacional. A pesar de los discursos sobre un paro nacional, esa medida no fue resuelta por los dirigentes. Previamente, una parte sindicalismo combativo y antiburocrático realizó un acto y marchó con una columna separada hacia Plaza de Mayo. Allí concluyó la movilización convocada por las dos Centrales de los Trabajadores Argentinos y a la que concurrieron algunos gremios enrolados en la CGT –como Camioneros, Bancarios y Gráficos–. Los camioneros permanecieron encolumnados al lado del palco. En el cierre hicieron uso de la palabra Hugo Yasky y Pablo Micheli, dirigentes de ambas CTA. A pesar de sus discursos sobre un paro nacional –una consigna común a todos los manifestantes– esa medida quedó como proclama sin fecha cierta.

Las columnas habían partido en la sureña Patagonia desde la ciudad de Comodoro Rivadavia (en la Costa Atlántica) y otra desde Esquel (al pie de la Cordillera de los Andes), del Nordeste desde la tropical provincia de Misiones (fronteriza con Brasil), otra del Noroeste desde la provincia Jujuy (lindante con Bolivia) y por último una columna del Oeste que partió desde el Cerro de la Gloria, ubicado en la ciudad de Mendoza (limítrofe con Chile).

Por la mañana, entre las 6.30 y las 9, mientras las columnas provinciales marchaban por los suburbios, cerca del centro de la Ciudad de Buenos Aires, trabajadores precarizados agrupados en las organizaciones Lucha y Trabajo, AGTCAP, Votamos Luchar, FOB y otras, realizaron ollas populares y acampe en Puerto Madero cortando tres puentes de ese exclusivo barrio porteño, reclamando empleo genuino y repudiaban el aumento de las importaciones, que deja sin empleo a miles de nuevos desocupados. También, cerca del mediodía se realizaron actos en los municipios de La Matanza (zona oeste) y Avellaneda (zona sur) donde confluían las columnas provenientes de provincias. En esta última ciudad, el intendente justicialista Ferraresi les dio la bienvenida. Pero los docentes del SUTEBA y la CTA Bahía Blanca y los de la agrupación Encuentro Colectivo Docente –en desacuerdo con partidizar la protesta a favor del Partido Justicialista– no se detuvieron y macharon a cruzar el Riachuelo. Similar conducta mantuvieron los manifestantes de la CTA Lomas de Zamora que junto a estatales de ese municipio y de Alte. Brown (ambos del sudoeste del conurbano), marcharon directamente hacia la amplia Avenida 9 de Julio, ya en plena Ciudad de Buenos Aires. Lo mismo hicieron colectiveros de la línea 60, el Sindicato de Aceiteros, los metalúrgicos de SIAT (Valentín Alsina) y los de la Corriente Político Sindical Rompiendo Cadenas con sus pancartas, sin realizar «rancho a parte», pero tampoco tuvieron cabida en las columnas organizadas por las directivas nacionales de ambas CTA.

En el palco, junto a los dirigentes sindicales y otras figuras convocantes, estuvieron presentes reconocidas figuras del kirchnerismo como los ex ministro de Trabajo Carlos Tomada y de Educación Daniel Filmus, el ex candidato presidencial Daniel Scioli, el procesado ex vicepresidente Amado Boudou la ex presidenta del Banco Nación Mercedes Marco del Pont, el ex titular de Aerolíneas Argentinas Mariano Recalde y su padre, el diputado y laboralista Héctor Recalde, el diputado Andrés Larroque y su agrupación La Cámpora, el ex titular de la AFSCA Martín Sabatella. También, hubo nutridas columnas de la agrupación Tupac Amaru liderada por la encarcelada Milagro Sala, cuya libertad se reclamó por parte de los manifestantes y oradores. Subieron al palco Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, las que fueron ovacionadas. No hubo en el escenario miembros de los gremios que se oponen las directivas de las CTA y de la CGT. Tampoco los del Sindicato de Aceiteros, uno de los gremios que consiguió de los mejores convenios colectivos con el 38% de incremento salarial (aun así, por debajo de la espiral inflacionaria que supera el 46% en menos de un año).

Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores (de filiación kirchnerista) cerró el acto realizado en Plaza de Mayo. «Estamos de pie. En la calle lo que hay es hambre, es desazón, es tristeza, es miedo al futuro». Llamó a «luchar para reabrir las paritarias». Denuncio que «hoy no tenemos plata para ir a comprar, compramos lo mínimo». Reclamó: «Queremos salario digno, empresas que funcionen y pueblos que puedan comprar», y reafirmó que «si la paritaria no se reabre, la economía del país se va a seguir hundiendo».

Pablo Micheli, dirigente de la CTA Autónoma, afirmó en su discurso que «estamos aquí cansados pero dispuestos a seguir la lucha contra el ajuste. Nos ponemos de pie de esta forma». El dirigente replicó al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que había criticado la movilización por estar «cargada de ideología». «¡Sí, sí, señor ministro. Los trabajadores tenemos ideología. No somos un número que viene y va como ustedes piensan!» afirmó desde el escenario. Dijo que los trabajadores no aceptarán ajuste «ni violento ni gradual». «Ajuste, las pelotas», desafió. Anticipó que «va a haber conflictividad social si no escuchan el clamor, si no dan respuestas» y afirmó que «si no escuchan esta situación, va a haber paro nacional más temprano que tarde». «Los dirigentes tenemos que hacer lo que piden los trabajadores» afirmó Micheli. Y agregó «hay que dejarse de joder con el sectarismo y el interés corporativo» criticando a la dirigencia de la CGT (el triunvirato que forman Schmid, Daer y Acuña), que no participó en la movilización y se reunió ese mismo día con miembros del gabinete nacional (estuvieron, además del ministro Triaca, el de Salud, Jorge Lemus el de la Producción, Francisco Cabrera; y el coordinador del gabinete económico, Mario Quintana). Pero Micheli omitió referirse a los integrantes de los sectores combativos que no tuvieron voz en el palco y lo hicieron en la calle.

Por eso, en un acto previo realizado frente al Obelisco quetuvo como telón de fondo una banderacon la consigna «Paro nacional contra el ajuste», estos sectores se hicieron escuchar. Alejandro Crespo, secretario general del Sindicato del Neumático (SUTNA), recientemente recuperado de manos de la burocracia sindical, contó que el día anterior se realizó una multitudinaria asamblea del gremio con la presencia de 1665 obreros que aprobó un acuerdo paritario con incremento salarial del 37%. «Es necesario que recuperemos sindicatos y comisiones internas y construir una alternativa de los trabajadores al ajuste», sostuvo

Romina del Pla, secretaria general de SUTEBA La Matanza, llamó a actuar en la crisis con independencia política del gobierno nacional, los gobiernos provinciales y la burocracia sindical. En medio del plan de lucha de los maestros, aseguró: «Con los docentes no van a poder». En un sentido similar se pronunciaron representantes de SUTEBA de La Plata y Tigre.

Mónica Schlotthauer, del cuerpo de delegados de los Ferroviarios del Sarmiento (oeste del Gran Buenos Aires), destacó que los sindicatos clasistas participaban de la Marcha Federal «pero no revueltos. Debemos exigir el paro nacional contra el ajuste, nosotros no vamos a arrugar».

Ileana Celotto, secretaria general de la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires, saludó la lucha de los azucareros del ingenio Tabacal (en la norteña provincia de Salta) y de los petroleros del sur patagónico contra los despidos y denunció la represión contra la toma de tierras en Esteban Echeverría (suroeste del Gran Buenos Aires), destacando la importancia de luchar por el derecho a la vivienda. Además, condenó a la gobernadora justicialista Rosana Bertone por reprimir a los docentes de Tierra del Fuego y haber cesanteado al secretario general del gremio de maestros y de la CTA regional.

Una movilización sindical de gran proyección política. El gobierno de los ejecutivos empresarios que preside Mauricio Macri sintió el impacto. Su alegada popularidad queda en cuestión. Y la crisis. Una canasta familiar básica cuesta hoy 20 mil pesos. ¿Cuántas familias trabajadoras pueden alcanzarla? La inflación hasta julio ha sido de 46% (con respecto a igual mes de 2015) con porcentajes aún mayores en alimentos y medicamentos.¿Cuántos trabajadores obtuvieron en paritarias compensación por esa pérdida de poder adquisitivo? No hubo un solo Convenio Colectivo o acuerdo salarial que alcanzar lo que perdimos en menos de un año.

En diciembre pasado ya había miles de desocupados, subocupados y precarizados. Desde que Macri está en gobierno, al 31 de julio los despedidos fueron 169.933 y los suspendidos a 24.489 casos. Las suspensiones y despidos aumentaron en agosto. Así ya tenemos 1.864.000 desocupados en todo el país. Junto a la subocupación calculada en 2.242.000 personas. Se puede afirmar que, entre desocupados, subocupados y mal ocupados el 30% de la población activa está buscando trabajo.

¿Este era el gobierno de la pobreza cero? ¿Hasta cuándo las dirigencias sindicales podrán seguir con discursos duros y desensillando hasta que aclare?

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