Los puestos de trabajo no son la mejor política de empleo, ¡ni siquiera son, por sí mismos, una política social!
por José María Rodríguez Arias
De un tiempo a esta parte, la estrategia comunicativa del Partido Popular pasa con colar este mantra como verdad absoluta: «la mejor política social es crear empleo» (desde Rajoy1 hasta la ex ministra de Sanidad y Asuntos Sociales, Ana Mato2, pasando por otros muchos del partido3). La explicación es fácil para esta postura: el gobierno de España ha centrado sus esfuerzos en la bajada del desempleo a cualquier costo (para los trabajadores, se entiende) mientras ha llevado una sistemática destrucción del Estado de Bienestar endeble que existía en España (en las tres patas básicas: recortes en educación, sanidad y servicios sociales). Así pues, solo les queda la carta del «empleo». Pero, además, un partido de corte liberal no termina de creer (jamás lo hará) en el Estado Social (que no deja de ser un invento socialdemócrata), con lo que cualquier excusa es buena para cargárselo.
Ahora bien, la pregunta del millón es otra: ¿el empleo en una economía es una política social? Si lo es: ¿es la mejor de todas?
Me resulta difícil pensar en «la mejor política social», en tanto que cada una cubre un rubro de la vida o de las necesidades básicas y sociales de un individuo o colectivo. El trabajo, si eso, puede cubrir la parte económica de las necesidades y ni siquiera por entero4. Desde el punto de vista del Partido Popular, por lo visto, el dinero cubre o debe cubrir las necesidades sociales y el trabajo, el que sea, ya elimina las desigualdades. No es una idea nueva, entre círculos millonarios y liberales es todo un mantra. Slim ya decía (en 2011): «La única forma en que yo veo que la población salga de la pobreza no es con caridad, ni con políticas públicas y sociales de bienestar, es con empleo»5. Pero es que ni siquiera el trabajo en el capitalismo actual, aún sacándonos de pobres, puede tener efectos negativos6.
Volvamos al tema: desde el propio Partido Popular (versión Europeo), por boca de Marianne Thyssen, sin ningún tapujo se reconoce que las desigualdades han crecido durante la crisis y que la salida que estamos teniendo es con más desigualdad, mayor precariedad, que cuando entramos (tampoco es que viviéramos en el país de la Piruleta), pero que este tránsito es «no es malo»7 si no es permanente. El mero empleo no cubre ninguna desigualdad; el que todo el mundo lo tenga no elimina los problemas sociales. ¿Cómo se puede asegurar que el empleo es la mejor política social?
Podríamos pensar que implementar políticas activas de empleo eficaces y eficientes reduce la necesidad de determinados subsidios o ayudas, pero esta es una parte muy minúscula de lo que son las políticas sociales.
Tal vez deberíamos comenzar respondiendo algo: qué entendemos por política social. Tal vez el problema es que el Partido Popular lo percibe como «falta de dinero», sin más, con lo que su postura de «creación de empleo como política social» tendría un atisbo de sentido. Si lo entienden así, «Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades» no estarían como parte del Ministerio de Sanidad sino en el Ministerio de Empleo; si esto fuera así, no hablaríamos ni hablarían (como hacen) de políticas sociales sumando Sanidad y Educación junto con Asuntos Sociales (y dejando como algo marginal al Empleo); el partido del gobierno en funciones entiende, como el resto de los cientistas sociales, que políticas sociales son un instrumento para paliar las desigualdades sociales, atender a los colectivos y a las personas excluidas y trabajar con las personas que necesitan atención para conseguir, de esta manera, una integración social y una igualdad de oportunidades real, dentro de una estructura justa8.
¿Entonces por qué hablan de empleo como política social? Están mezclando churras con merinas, claro. Además, lo hacen a propósito para conseguir tres objetivos:
- sacar del debate el descenso de las políticas sociales estatales;
- tachar de demagógica cualquier propuesta de política social en sentido estricto;
- sacar pecho por el dato del desempleo9.
Con esto el PP nos está tomando el pelo diciéndonos que ellos no necesitan hacer «otras» políticas sociales porque ya hacen la más eficiente y eficaz: crear puestos de trabajo. Esto lo vienen diciendo desde el 2011, cuando la destrucción de empleo seguía siendo fortísima. Incluso hoy, si comparamos los datos con hace cuatro años10, el gobierno tiene poco que alegrarse.
Lo siguiente es preguntarnos si la creación actual de puestos de trabajo11 «funciona» como política social. Dado que hemos mencionado como fin de las mismas la disminución de las desigualdades sociales y vemos que los nuevos puestos de trabajo son temporales, precarios y muy mal pagados (volvamos a pensar en todos los pobres que, teniendo un empleo, no salen de la pobreza), la desigualdad está aumentando. Así pues, tendríamos que la «política social» preferida por el gobierno en vez de aumentar la igualdad y el bienestar de los ciudadanos, lo está empeorando o, por lo menos, no soluciona ninguna papeleta. El empleo creado en este año (siendo generosos), como política social apesta.
El trabajo, en general, no depende del gobierno (el aumento en puestos públicos es bastante insignificante, máxime si lo comparamos por un lado con las necesidades reales y por otro con la tasa de reposición anterior a la crisis) pero las condiciones mínimas en cómo se contrata o desarrolla este trabajo sí que parten de la regulación estatal. Y ahí es donde esa política social de la que sacan pecho se vuelve «antisocial» desde cualquier punto de vista material.
Es cierto que si las cosas van bien, los mínimos señalados por los gobiernos quedan muy por debajo de lo que se están autorregulando los operadores de los mercados de trabajo (que no son «trabajador y empresario», son «organizaciones de trabajadores y organizaciones de empresarios»), siempre y cuando el propio estado no se ponga del lado de las organizaciones patronales, pero desde hace muchos años (fines de 2007) las cosas no van bien.
Desde, por lo menos, el 201012, las condiciones laborales mínimas han ido cayendo en picado y el Estado, además, ha mirado para otro lado con tal de tener un parado menos. Desde el 201113, el cambio de reglas en favor de la patronal fue un golpe en la línea de flotación de unas organizaciones sindicales ya bastante vendidas e inútiles.
¿Qué ha pasado? Las condiciones laborales han empeorado significativamente, los convenios colectivos son papel mojado y cada vez menos convenios macro existen o cubren a la gente14. Hace tiempo los convenios de empresa servían para mejorar el convenio sectorial; ahora están para rebajarlo o cubrir su inexistencia (con condiciones peores que los antiguos convenios). Además, el empresario tiene más posibilidades para saltarse las condiciones mínimas (legales o convenialmente marcadas).
Tampoco podemos obviar otros elementos, el empleo no llega a los colectivos que no pertenecen a la población activa ni pueden pertenecer: ¿dónde están las políticas sociosanitarias?, ¿dónde las políticas de integración?, ¿dónde las políticas sobre dependencia?, ¿y con los menores y los más mayores?, ¿y las de igualdad de género? Lo que vemos son recortes en todos esos ámbitos.
En otras palabra, no podemos considerar que las políticas de empleo, en sí mismas, sean una política social (no solucionan ninguno de los problema a los que se dirigen las políticas sociales) y, además, podemos afirmar que la forma en que el gobierno del Partido Popular ha abordado las políticas de empleo (en cuanto a lo que corresponde a la acción del Estado: marco regulatorio que da origen a las condiciones e impulso de determinadas normas), las ha vuelto absolutamente antisociales, permitiendo o favoreciendo aumentando la desigualdad e impidiendo la inclusión de las clases sociales más bajas, generando pobreza.
Si el gobierno saca tanto el pecho por la creación de empleo durante su mandato (empleo que en su casi totalidad previamente se destruyó también en esos cuatro años) es para cubrir una falta básica durante la legislatura: la política social. También para evitar debatir sobre lo que ha ocurrido todos estos años: el desmantelamiento del Estado de Bienestar, incluso en elementos que nada tenían que ver ni con la crisis ni con la salida de la crisis. La imposición de una salida ideológica como si fuera una receta médica (algo que o es así o no es) y la mentira para tapar esta ideología y su aplicación.
Notas al pie:
1 En el reciente congreso del PPE declaró: «Frente a los demagogos, apuntamos al empleo como la mejor política social» (página del PP, consultada el 2/11/15).
2 Cuando era ministra de Sanidad, desde el primer momento, ya apuntó a lo que sería el discurso del partido; así lo vimos en el Foro Popular «Los emprendedores protagonistas del crecimiento y el empleo» de 2011 (página del PP, consultada el 2/11/15).
3 Maroto: «La mejor política social es el empleo» (página del PP, consultada el 2/11/15). Inmaculada López: «La mejor política social es la creación de empleo» (ABC, consultada el 2/11/15). Juan Felipe Cano: «La mejor política social es la creación de empleo» (SER, consultada el 2/11/15).
4 Tener trabajo no te saca de la pobreza, múltiples artículos tratan sobre lo mismo (acá uno de 2014 de ATTAC, consultado el 2/11/15).
5 A lo que intenté contestar en: «Pobreza y empleo: Slim marca el camino que NO debemos seguir» (consultado el 2/11/15).
6 Bien analizado por Richard Sennett en «La Corrosión del carácter» (acá pueden encontrar un resumen – crítica realizado por mí; consultado el 2/11/15).
7 La Marianne Thyssen, responsable de empleo de la UE, dijo, en concreto: «Mi visión es que la precariedad, si es temporal, como un paso hacia un trabajo mejor, está bien porque estas personas al menos tienen un puesto de trabajo. Sin embargo, esa situación precaria no puede convertirse en la normalidad.» (consultado el 2/11/15).
8 Recomiendo: «Las Políticas Sociales» de José Adelantado (PDF), «Política social e inclusión social» de Luis Vila López (PDF), «Reflexionando sobre las relaciones entre política social y estructura social» de José Adelantado y José Noguera (enlace), «Tercer sector, Estado de Bienestar y política social» de Vicente Marbán Gallego (PDF) y «Política Social en España» de Fernando Casas Mínguez (enlace); todos consultados el 2/11/15.
9 Que en realidad dista mucho de ser positivo, incluso reconociendo que estamos en una senda de lento aumento de la demanda de empleo, pero lo están maquillando bien.
10 Tasa de actividad: 2011t3: 60,44%, 2015t3: 59,50% (en términos absolutos la diferencia es de medio millón menos de activos); tasa de desempleo: 2011t3: 21,28%, 2015t3: 21,18%; población ocupada: 2011t3: 18,484 millones; 2015t3: 18,048 millones. Datos de la EPA publicados en INE.ES. Como menciono, la diferencia está en que desde hace un año el ciclo es otro, pero los datos no son buenos.
11 Aunque esté usando mucho el término «creación», en realidad deberíamos hablar de aumento de demanda. Los puestos de trabajo no se crean ni se destruyen; ni siquiera surgen por la varita mágica del gobierno o por el marco regulatorio (salvo excepciones); están absolutamente vinculados a los otros mercados (el mercado laboral es un mercado derivado puro); esto es, hay aumento de la demanda de productos cuando la economía va bien o mejor.
12 La senda de las reformas antisociales comenzaron el 2010 con el viraje de Rodríguez Zapatero.
13 «El gobierno se carga la negociación colectiva (sectorial)» de junio de 2011 y, para completar, «Apuntes sobre la Reforma Laboral: La ley», ambas notas mías (consultado el 2/11/15).
14 La bajada ha sido de casi cuatro millones de trabajadores que han pasado de estar a no tener convenio colectivo en ningún ámbito, contando el de empresa (de 10 a 6 millones; en 2008 eran casi 12 millones).
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